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Una mirada a la gestión integrada del agua en República Dominicana

Una cada vez más cerrada competencia por el uso del agua obligó a definir prioridades. Un ejemplo lo encontramos en las presas, donde la primacía la tiene el agua para uso humano, es decir el abastecimiento de los acueductos que la transforman en agua potable. Luego sigue su uso para riego a fin de garantizar la producción de alimentos; prosigue el agua para mantener la biodiversidad y conservar los ecosistemas, y finalmente sus otros usos, como la generación hidroeléctrica, la industria, etc.

Pero esa jerarquización no ha resuelto las pugnas en torno a la disponibilidad del recurso, la que se agrava por el desperdicio y la pérdida en los sistemas de distribución, tanto para consumo humano como para riego, evidenciando que no se trata de un problema solo de repartimiento y dispendio, sino de garantizar la sostenibilidad de un recurso finito cuya demanda se incrementa permanentemente, a tal punto que se asegura que las próximas guerras se originarán en torno a su acceso.

Prácticas como el cambio de uso de suelo, transformando zonas vegetadas en urbanizadas, eventos naturales extremos que contaminan las aguas superficiales y las fuentes subterráneas, y el cambio climático, con un consecuente aumento en la temperatura y una disminución en las precipitaciones -y en otros casos aumento en la precipitación con eventos extremos-, atentan contra la disponibilidad de este recurso en cantidad, calidad y oportunidad.

Respecto a este último fenómeno, la coordinadora de la Red Centroamericana de Instituciones de Ingeniería (Redica), Lilliana Arrieta, indica que República Dominicana, lo mismo que Centroamérica, es muy vulnerable al cambio climático, con manifestaciones como sequías, inundaciones, eventos extremos y aumento del nivel del mar con la consiguiente salinización de acuíferos, lo que pone al país frente una serie de retos que no son solo de construcción de obras, sino de administración y gestión del recurso para su preservación y mantener su calidad.

Gestión desde la cuenca

A fin de garantizar la sostenibilidad de los recursos hídricos, Redica promueve una visión integral en su gestión que implica un enfoque desde la cuenca misma, como lo explica Arrieta.

“El abordaje a través de cuenca quiebra toda la organización geopolítica por municipios, gobiernos locales e instituciones. Entonces es todo un reto, es un cambio de paradigma. Se llega al concepto de la gestión integrada de los recursos hídricos (GIRH) después de discutir que es totalmente inconveniente abordar el agua por sectores: uso humano, riego, navegación, generación hidroeléctrica, etcetera, porque no ven la totalidad del agua y el ciclo hidrológico lo pierden de vista”, argumenta.

Con respecto a los efectos del cambio climático sobre el agua, refiere que el sistema hídrico es el que se afecta primero, pues el aumento tanto de la temperatura como de la tasa de evapotranspiración provoca que haya más agua yéndose hacia las nubes sin que se precipite, agravando el problema de la disponibilidad del recurso. La evapotranspiración es definida como la pérdida de humedad en una superficie, provocada por la evaporación directa junto con la pérdida de agua por transpiración de la vegetación.

Con relación a la GIRH, Arrieta explica que se trata de una estrategia para lograr una mayor durabilidad de los recursos hídricos, equidad en su distribución entre los diferentes grupos socioeconómicos y sostenibilidad ambiental para proteger tanto el recurso como los ecosistemas conexos.

Ventajas del enfoque

La especialista considera que gestionar el agua por cuenca facilita trabajar su vulnerabilidad y conservación, siendo indispensable la incorporación de todos los actores que se encuentran en la cuenca, desde donde nace el río hasta su confluencia con el mar: “Se comienza a trabajar con los riesgos en la cuenca alta, como erosión de suelo y pérdida de suelo, y se hace una estrategia junto con las actividades económicas que están dentro de la cuenca”.

Luego se trabaja en la cuenca media, donde generalmente se encuentran las poblaciones más vulnerables, porque es donde se desarrolla el proceso urbanístico y se generan mayores contaminantes. “Entonces hay que trabajar contaminantes ahí y disminuir el riesgo de las poblaciones más vulnerables”, indica.

Finalmente se trabaja en la cuenca baja “donde llega todo lo que está mal arriba”. “Si se quiere mejorar la condición de la zona costera”, indica- “tienen que mejorar la cuenca alta y media. Ese es el enfoque, es un paradigma, es un cambio total, pero se puede hacer y tenemos casos que muestran que todo el mundo gana”.

Respecto a la importancia de fomentar la reforestación para la conservación del agua, indica que los árboles generan microclimas que ayudan a bajar la temperatura y hacen que se capture más agua mediante la infiltración.

En el caso del agua para la producción de alimentos, propone mayor eficiencia en el riego, como sería utilizar sistemas por goteo, construir lagunas en las zonas bajo producción y cultivar con árboles de sombra para evitar que se eleve la tasa de evaporación. También sugiere un mayor aprovechamiento del agua de lluvia.

Finalmente, plantea que la gestión integrada de los recursos hídricos se considera como una herramienta para la adaptación al cambio climático en el sentido de que permite gestionar el agua dentro de un territorio que se llama cuenca y tener proyectos a nivel de micro y subcuencas.

La adaptación al cambio climático implica anticipar sus efectos y tomar acciones apropiadas para prevenir o minimizar el daño que puede causar y aprovechar las oportunidades que se presenten.

LOS RECURSOS HÍDRICOS

EN CONTEXTO: Lilliana Arrieta fue una de las facilitadoras del Taller Nacional sobre Gestión Integrada de los Recursos Hídricos y Cambio Climático organizado por el Fondo Pro Naturaleza (Pronatura), la Sociedad Comunitaria de Salud de Los Dajaos (Socosada) y la Red Centroamericana de Instituciones de Ingeniería (Redica).

El taller se impartió del 10 al 12 de junio en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU). Entre los temas tratados estuvieron "Impacto del cambio climático en República Dominicana"; "Transversalidad de género, recurso hídrico y cambio climático"; "Gestión del agua y cambio climático, suelos y agua"; "Gestión integrada del recurso hídrico en las cuencas altas del país"; "Enfermedades climáticas y desafíos frente al cambio climático".

fuente: Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura

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